2 de julio de 2013

Transito.



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Como viene siendo habitual voy a desclasificar otro de mis archivos privados, con el solo ánimo de informar sobre determinados sucesos y por considerarlo de interés general para el público. (Quizás me recuerden por el anterior documento que publiqué en este mismo medio http://www.loscuentos.net/cuentos/link/490/490786/ en “El Caso Porcel”) o en este mismo blog.  



Pero por si no me recuerdan, les diré que mi nombre es Ariel Merino y soy Inspector del Cuerpo Nacional de Policía, donde me ocupo específicamente de los casos clasificados como “inhabituales o anómalos”.

He de puntualizar que el relato en esta ocasión es distinto en la forma en la que lo hice en el anterior - que fue de manera más subjetiva - y que en este me limitaré a copiarlo íntegra y fielmente desde el atestado policial que realicé en su momento, para que de este modo el posible lector lo interprete según sus propias y genuinas deducciones. Nunca ha sido mi intención influir bajo ningún concepto ante las conclusiones que se depararan tras la lectura de los hechos relatados.



Es evidente que, tanto mi nombre (naturalmente, utilizo seudónimo) como los demás nombres implicados en los hechos acaecidos en este atestado, fechas, direcciones o referencias personales, han sido modificados o censurados en parte para salvaguardar la identidad de los concurrentes y la situación de los domicilios particulares.



Aclarados estos matices, procedo a transcribir el documento oficial que, por ser algo extenso, publicaré fraccionado:



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                Ministerio del Interior                

   Dirección General de la policía  

Jefatura Superior de Madrid



// Instructor: 1430XX                          // Atestado nº: 12XX

// Secretario: 0                                   // Dependencia: Jefatura Superior.



En Madrid, siendo las XX horas del día XX de Marzo de 20XX, ante el instructor y secretario arriba mencionados:

- - COMPARECE:

- Don Ignacio XXXXXXXX XXXXX con D.N.I: 24.3XXXXX-X y domicilio ubicado en la calle XXXXXX  nºXX, según consta en su documento y que el denunciante verifica de palabra, que:

- - MANIFIESTA:

- - Que comparece, visiblemente nervioso y en un estado de excitación muy elevado, para dar cuenta de los hechos ocurridos desde el día de ayer, a las XX horas aproximadamente, en la VÍA PUBLICA URBANA, Calle XXXXXXX  nº XXX sita en Madrid y que es domicilio habitual de su amigo Don Víctor  XXXXX XXXXXXX  con motivo de una serie de sucesos que se detallan continuación:



- - Que dice que mientras se encontraba en su consulta, ejerciendo rutinariamente su profesión de doctor en medicina, recibió una angustiosa llamada telefónica del arriba mencionado Víctor, del cual atestigua ser amigo desde hace varios años, y teniéndolo por persona cabal se sorprende con la premura y desazón con la que le insta para que acuda a visitarlo a su domicilio, ya que dice encontrarse en una situación de urgencia médica y de peligro inminente, sin especificar en modo alguno la naturaleza concreta que le acarrea esta circunstancia.



- - Que como su amigo nunca anteriormente había demostrado ese comportamiento y temiendo se encontrara en una verdadera situación crítica, se alarmó considerablemente y portando algunos utensilios propios de su profesión, se traslado velozmente al domicilio de este, que cuando llegó estaba la puerta abierta y al entrar lo encontró postrado en un sillón de la habitación cubierto tan solo con una sábana negra de seda que conjeturó perteneciente al ajuar, ya que pudo observar desde su situación otra similar encima de su cama. Que le sorprendió la actitud de Víctor ante la petición de que se descubriera para poder reconocerle, ya que estaba envuelto hasta la cabeza y no se le apreciaba ni rostro ni extremidades, pero que solo obtuvo en reiteradas ocasiones la vehemente negativa de su amigo a descubrirse, incluso violentamente, mientras insistía en que se sentara frente a él porque debía contarle algo que le había sucedido y le suplicaba por si él tuviera explicación.



- - Que accediendo finalmente a su insistencia y ya que articulaba palabra con fluidez meridiana, dedujo que quizás su grado de peligro físico fuera menor que el anunciado, aunque si observaba en él un estado tan alterado que rozaba el paroxismo, por lo que se dispuso a tranquilizarle del mejor modo que pudo y animándole a que le relatara que había sido lo ocurrido que lo dejara en tan pavoroso estado.



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- - Que el compareciente, tras calmar suficientemente a su amigo Víctor hasta el punto de poder explicarse con coherencia, se sentó frente a él en otro sillón que allí había y se dispuso a escuchar pacientemente lo que este quería decirle, pensando que, a la escucha de su historia, su amigo se tranquilizaría sirviéndole esto como terapia y le permitiría realizarle el reconocimiento médico pertinente a posteriori.



- - Sucesos que en boca de su amigo Víctor relata a Ignacio y que este Instructor lo transcribe literalmente:



- - Dice Ignacio que su amigo comienza relatándole como en la mañana de ayer, aproximadamente a las 10,00 horas, se encontraba trasladándose con total normalidad en la línea 29 del autobús urbano de la ciudad (EMT), distraído y sin prestar demasiada atención al resto de pasajeros que le acompañaban, hasta que en un momento determinado y sin saber demasiado bien por qué, se fijó que en una de las paradas subía una anciana de aspecto harapiento, enlutada hasta el punto de no apreciársele carácter alguno de sus facciones y que con descaro no adquirió el billete de transporte, y que para sorpresa de él,  pasó completamente desapercibida para el conductor-cobrador del vehículo tal y como si fuera invisible a sus ojos.



- - Que ante tal muestra de insolidaridad ciudadana se sintió tentado de avisar al conductor de esta circunstancia y, decidido, avanzó un par de metros  quedando frente a la anciana que le impedía el paso, ya que se encontraba en el mismo sitio desde donde había subido al principio, bloqueándole de este modo su progreso.



- - Que de repente reparó en que la anciana no se sujetaba en modo alguno a ningún asidero de los que suelen haber para evitar a las personas los desplazamientos incontrolados por los frenazos y arranques propios de estos vehículos, pero que a pesar de ello se mantenía completamente estable y sin moverse del sitio en absoluto, contrastando esto con el movimiento del resto de todos y cada uno de los demás pasajeros.



- - Que constató al estar tan cerca de ella que no se adivinaba ni la más mínima definición del rostro tras el sayo negro que le cubría la cara, y que le sobrevino un repentino escalofrío cuando fijándose, no pudo observar ni pies ni manos, de forma que PARECÍA FLOTAR A UNOS POCOS CENTÍMETROS DEL SUELO de forma que esta visión le resultaba inexplicable. 



- - Que asustado por lo extraño que percibía intentó retroceder, pero se encontró imposibilitado, sintiendo como si sus pies hubieran quedados adheridos a la superficie del vehículo y que, justo en ese momento, la anciana levantó una manga del sayo del cual apareció una mano extremadamente blanca – a su parecer, ya que no pudo verla claramente porque cerró precipitadamente los ojos – y que rozó su frente, sintiendo en ese momento un intenso frío que recorría cada una de las partes de su inmovilizado cuerpo, sintiendo un estremecimiento que nunca antes había experimentado.



- - Que acto seguido, la anciana se dio la vuelta, como si rotara circularmente sobre sí misma y dirigiéndose del modo arriba descrito – como si flotara – se acercó al conductor del autobús y posó su mano sobre el hombro de este, cosa que al contrario de él, pareció no apercibirse ni inmutarse.



- - Que después de esto, ante la impasibilidad del conductor, la anciana volvió a rotar sobre si misma y avanzando de esa peculiar forma se dirigió hacia donde él estaba y que llegando a su altura LO TRASPASÓ DE LADO A LADO, como si esa anciana fuera una proyección o algo inmaterial, pero que por lo después observado él solo podía ver, ya que la anciana continuo tocando en el hombro a determinados pasajeros de modo aleatorio, sin que ellos se apercibiesen de la presencia de la anciana y sin que él supiera por qué motivo así los seleccionaba.



- - Que después de unos segundos de proceder la anciana de este modo, se dirigió hacia la parte trasera del autobús y por unas causas que no consigue explicarse se volatilizó, fundiéndose con la placa metálica al fondo del vehículo y desapareció.



- - Que en ese mismo instante se sintió liberado, notando como sus pies parecían despegarse del suelo donde se hallaban inmovilizados y dando un salto hacia atrás cayó sentado en el suelo, cosa que propició que viera con sus propios ojos como todos aquellos que habían sido rozados en el hombro por la anciana adquirían un color cetrino, grisáceo, casi como en blanco y negro, mientras que los que no lo habían sido mantenían su color natural, cosa de la que él solo fue capaz de percatarse, ya que ninguna de aquellas personas parecía advertirlo.



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Llegado este punto, yo, como Inspector curtido en cientos de situaciones en las que otros perderían los estribos, decidí hacer un receso ya que Ignacio se mostraba cada vez mas alterado según abundaba en la historia que le había referido su amigo Víctor y que ahora me relataba para el atestado; Se podía observar a simple vista como el flujo de su sangre golpeaba visiblemente en la vena aorta de su garganta, acompasándose a una respiración que se agitaba violentamente por momentos.



-         Cálmese Ignacio. – Dije pausadamente - Creo que se está poniendo usted demasiado nervioso y si quiere que le diga la verdad, lo que me está contando que le relató su amigo Víctor me parece una retahíla de disparates, ocasionados quizás por alguna droga o algún tipo de enfermedad mental. Sinceramente, no sé por qué se toma tan en serio las explicaciones de Víctor. Usted, como doctor, debería saber que no tienen ni pies ni cabeza y menos un motivo serio para alterarlo a usted de ese modo. Pareciera que su amigo Víctor le hubiese contagiado su locura. Quizás, como amigo suyo y médico podría recomendarle algún compañero especialista en psiquiatría o en rehabilitación, si fuera el caso...



-         ¡Usted no me está ayudando nada Inspector! – Contestó dando un respingo – ¡He venido principalmente a pedirles ayuda, porque no sé como manejar esto! Ah, pero claro...es que aún no he terminado de contarle todo y es por eso que no me entiende...



-         Pues si se encuentra en condiciones podemos continuar...Porque realmente aún no consigo ver porque está usted prestando declaración en esta comisaría, en mi presencia. Hasta ahora no veo indicios de delito si no más bien la contagiosa chifladura de un individuo, al que usted toma demasiado en serio... La policía no está para atender desvaríos, señor mío...



-         No, no...téngame un poco de paciencia y yo le explico – Dijo exhalando una gran bocanada de aire -... ¿Puedo fumar un cigarrillo?



-         Aquí no se puede fumar...pero si eso va a tranquilizarle, hágalo. Me gustaría acabar con este extraño atestado antes de finalizar mi turno.



-         Gracias inspector. – Ignacio encendió parsimoniosamente su cigarrillo mirando distraídamente el humo que se dispersaba por el despacho, como si de él fuera a extraer las palabras con las que pensaba proseguir.



-         Continuemos pues...- dije algo molesto por su calmosa abstracción.





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- - El compareciente dice que su amigo Víctor le relató que seguidamente se apeó a la mayor velocidad de la que fue posible de aquel autobús, que continuó perdiéndose en los aledaños de la siguiente calle de su ruta y que no tuvo más noticias de este, hasta llegar a su domicilio, en circunstancias que posteriormente explicaría.



- - Que en el trayecto de vuelta a su domicilio Víctor le relató que de repente fue consciente de que en la calle y junto a varias decenas de transeúntes podía observarse que muchos de estas personas estaban acompañados de figuras negras, ligeramente separados por pocos centímetros, de la misma forma que había visto anteriormente a la anciana, siendo estas por el contrario de distintas tallas y medidas, habiéndolas con forma de recios hombres, mujeres e incluso niños, asemejándose estas en la forma de la persona que seguían. Aunque si constató que aquellas figuras a las que pudo ver rozando el hombro de su acompañante – no lo hacían todas – convertían a  aquellas personas a los mismos tonos grisáceos que había visto en el autobús. Espantado por esta visión se trasladó velozmente a encerrarse en su domicilio ante el temor que le producía la simple visión de aquellos seres y el miedo patente a que a él mismo lo transformaran.



- - Que una vez en el domicilio encendió la televisión, desconcertado,  por si algo de aquello figurara en algún informativo y que justo en ese momento estaban ofreciendo la noticia del terrible accidente de un autobús de la línea 29,  que se había estrellado hacía pocos minutos, en el que se habían producido varias victimas mortales, incluido el conductor del transporte.



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- - Que dadas las extrañas circunstancias y lo acontecido, dedujo que algo siniestro se abatía sobre su persona sin conseguir darle explicación, dada la relación que existía entre lo que él había experimentado en el autobús y su posterior accidente y que su primer impulso fue llamar al que relata, pero que se vio impedido a hacerlo en ese momento ya que una de esas figuras negras se encontraba justo en el centro de su habitación. Sin embargo, según explica el dicente, esta vez en vez de sentir pavor se enfrentó a tan macabra visión, que parecía aguardarle en su propia casa, y dirigiéndose a esta presencia le grito QUE QUIERES DE MI, POR QUÉ ME PERSIGUES, y algunas otras frases del mismo contexto, y que esta criatura se trasladó sin rozar el suelo hasta pocos centímetros de su persona y le ordenó QUE CALLARA Y ESCUCHARA ATENTAMENTE LO QUE HABRÍA DE DECIRLE, y él así lo hizo.



- - Que la criatura seguidamente le explicó que lo que estaba experimentando era forma y parte natural de la muerte individual de cada persona de este mundo.

Que una vez llegado el trance, al contrarío de lo supuesto por infinitud de personas en todo el planeta, la muerte es un proceso tal que un nuevo nacimiento, en una nueva dimensión en la que la vida se comporta de un modo distinto, y que al igual que disponemos de obligaciones en el propio mundo terrenal, también las hay para cerrar el transito satisfactoriamente hacia esa nueva vivencia, debiendo cumplir determinas acciones para poder acceder al portal donde una vida distinta continua.



- - Que su obligación era contactar con el dicente – Ignacio – ya que el objetivo de Víctor no era otro que señalar el hombro de su amigo para que su reloj biológico comenzara a dejar de funcionar, ya que era su hora, y que esto se simbolizaba con un cambio en los colores de las personas que solo ellos podrían apreciar cuando al que tocan es el ser o seres que tienen determinados. Si no es así, el transito pudiera alargarse por muchos siglos hasta que casualmente encontrara a la persona o personas para la que fue determinada señalar y que incluso existían casos de algunos que nunca hallaran a su objetivo, vagando por siempre como seres errantes que nunca cumplimentarían el transito.



- - Que Víctor preguntó al ser oscuro el por qué de que le explicara todo aquello y la circunstancia de que aquella anciana le tocara en la frente y no en el hombro como a los demás, que parecía querer decirle con esto que su muerte era inminente, ya que el podía ver desde entonces a las personas que se transformaban a grises,

 a lo que la figura negra le contestó: TÚ ERAS EL OBJETIVO DE LA ANCIANA PERO NO PARA SEÑALAR TU MUERTE. TE TOCÓ LA FRENTE PARA ABRIRTE LOS OJOS Y PUDIERAS VER Y RECONOCER TU NUEVA DIMENSIÓN. AL IGUAL QUE LAS MADRES NOS CUIDAN Y PROTEGEN DESDE EL TRANCE DEL NACIMIENTO, YO SOY TU GUÍA Y  LA ANCIANA CUMPLÍA SU MISIÓN, Y ASÍ HA SIDO. AHORA QUE YA AMANECIDO DEBES LLAMAR  A TU AMIGO IGNACIO.



-         A ver... ¡un momento, amigo Ignacio! – Dije resoplando con incredulidad – ¡Usted quiere hacerme creer una milonga infumable!... ¿Como se le ocurre venir a una comisaría a soltar tan ricamente tal cantidad de sandeces?



-         ¿No lo ha comprendido Inspector...? ¡Víctor me tocó en el hombro esta mañana mientras hablábamos! ¡De repente alzó una mano cadavérica y me rozó el hombro...! ¡Inspector, Víctor quiere asesinarme! ¡Le juro que cuando me tocó le arranqué la sábana negra que lo cubría... y allí no había nadie!



-         Mire Ignacio, ya estoy harto de tonterías – dije levantándome bruscamente de mi asiento y con un golpe en el cristal de la puerta avise al agente de guardia que permanecía fuera del despacho -... Agente, acompañe a este señor a su domicilio... Ignacio, usted firme esta comparecencia que debo archivar por protocolo y márchese a su casa. Ya hemos perdido demasiado tiempo.



-         ...¡Pero inspector, debe usted creerme...vaya al domicilio de Víctor!¡Compruebe lo que le digo!



-         ¡No me haga perder más el tiempo caballero! Márchese por su propio pie si quiere o el agente le llevará esposado...y si dice media palabra más dormirá en el calabozo. ¡Firme y terminemos con esta farsa!



- - Que el dicente no tiene más que decir, firmando su declaración en prueba de conformidad, en unión del Instructor. 
CONSTE Y CERTIFICO.



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// NOTA COMPLEMENTARIA A PIE DE ATESTADO //



- - Este Instructor que cumplió con la diligencia en modo y forma, con fecha arriba indicada,  precisa ampliar con una aclaratoria la finalización de este atestado:

MANIFESTANDO:

- - Que cuatro días después de la redacción de este peculiar atestado en presencia de los concurrentes arriba especificados, y preocupado por la salud del dicente dada su extraña declaración, se persona en el domicilio del declarante -Ignacio- junto a una dotación Z, con identificativos C-21 y Z-14, para verificar cualquier anomalía con el mismo, y habiendo llamado en repetidas ocasiones a la puerta del domicilio indicado en el atestado por el dicente sin obtener contestación, se decide romper un pequeño cristal situado en la parte superior de la puerta para que por medio de un gancho y un cerrajero proceder a efectuar las comprobaciones oportunas, saliendo inmediatamente de la estancia, por el hueco de la rotura, un olor característico que alerta a los agentes y a mi mismo, ya que es reconocido como sintomático de putrefacción.



- - Que efectuada la gestión previa mediante orden judicial se ordena al cerrajero a la apertura de la puerta del domicilio citado por el declarante, encontrando inmediatamente en el interior a un cuerpo ahorcado mediante cable telefónico y colgado del quicio de la puerta, siendo imposible realizar una identificación positiva del dicente debido a su avanzado estado de descomposición y a un color grisáceo que enmascara las facciones haciéndolas irreconocibles. Posteriormente se efectúan las diligencias de levantamiento de cadáver y policía judicial y se traslada el cuerpo al anatómico forense, para la verificación de identidad y procedente autopsia.



- - Así mismo, para cerrar cualquier línea de sospecha de homicidio se interviene, con las mismas dotaciones arriba señaladas, a hacer averiguaciones en el domicilio del otro implicado en la declaración del fallecido, - Víctor - por si le depararan consecuencias o tuviera causa a proceder, hallando en el interior de este domicilio otro cadáver, pero en estado esqueletizado, datándose por el forense que asiste una data de la muerte de alrededor de 3 años y medio, no siendo consistentes ni necesarias mayores pesquisas por no concurrir en tiempo y fecha del asunto anterior, por lo que se cierran las vías de investigación por estos cauces.



- - Sin nada más que decir, archivando el atestado para su pronunciamiento judicial. CONSTE Y CERTIFICO.





Inspector CNP

Ariel Merino.


6/2013