18 de julio de 2011

Desmemoriado


Al principio, todo era bastante confuso. 

 Me debatía entre una enorme oscuridad perfilada de vez en cuando por algún destello luminoso, que no acertaba definir de donde procedía. Los sonidos fueron produciéndose paulatinamente, y tan solo podrían ser descritos como golpes o chasquidos, a veces acompañados de ciertos colores y alguna que otra voz ininteligible.
 De este modo transcurrí un tiempo indeterminado, intentando asimilar aquellas sensaciones que me eran ajenas y totalmente desconocidas

 De pronto, en un momento concreto, se produjo un cambio apreciable en mi profunda somnolencia y comencé a adquirir cierta consciencia; 
 Los recuerdos acudían en tropel a mi pensamiento, sin pauta ni concierto, haciendo mis sensaciones aun más extrañas.
 Decidí poner algo de orden en aquel caos con la información de la que iba disponiendo y conseguí concretar algunos conceptos, no sin un gran esfuerzo:

 1 – Estaba vivo.

 Si era correcto definir la apreciación de “estar vivo” como el apercibimiento de la conciencia de uno mismo y del entorno que le rodea, aunque fuera de forma tan tenue, entonces podría llegar a esta conclusión sin ninguna duda.

 2 – Era un hombre.

 (Esto lo deduje después de haber experimentado ciertos agradables sueños en los cuales aparecían algunas muchachas en situaciones más o menos eróticas, aunque nunca llegué a reconocer el rostro de ninguna de ellas.)

 3- Algo terrible me habría ocurrido.

 El simple hecho de no poder permanecer consciente la mayor parte del tiempo y no poder recurrir a mis sentidos como quisiera, me hacían suponer que, de algún modo, se me estaban suministrando cuidados de la misma forma que se le proporcionan a alguien que se desea que permanezca en un coma inducido.
 (Descarté desde el primer momento el coma espontáneo, ya que mi mente luchaba desesperadamente por permanecer lúcida, cosa que al final, me era completamente imposible.)

 4- Estaba siendo atendido.

 Mi situación, aunque caótica, en medio de aquella profunda oscuridad, no era ni mucho menos descontrolada.
 Recuerdo perfectamente haber disfrutado de descansos regulares, haberme despertado para recibir alimentos y, en ocasiones, determinadas medicinas que a los pocos minutos de su administración volvían a sumirme en aquel inevitable sopor.

 Todos estos conceptos ya definidos, lejos de tranquilizarme me hacían pensar en las más variopintas suposiciones, haciéndome experimentar muchas veces una profunda sensación de pánico, promovida indudablemente por el instinto de supervivencia; Aunque la mayor parte del tiempo he de reconocer que, simplemente, me dejaba llevar por el sueño, ya que de este modo podía sobrellevar todas aquellas incógnitas.

 Hasta que esta mañana, desde el primer instante de mi despertar, me di cuenta de que algo en mí había sufrido una modificación muy sustanciosa:

 ¡Podía ver!

 De un modo extraño, eso si, porque parecía que un halo negro rodeaba circularmente mi punto de vista focal, de manera que solo podía ver con claridad aquello en lo que me concentraba en mirar. El resto, la periferia, se perdía entre una densa bruma grisácea.

 Pero aquello lo cambiaba todo, porque de inmediato, el mero hecho de poder reconocer una pared o una ventana, me hacían sentir pletórico, sin somnolencia, sin dolor…Estaba despierto y reconocía muchos de los objetos que me rodeaban y esto hacia que en mi mente se agolparan atropelladamente cientos de recuerdos de lo que supuse mi vida y mis circunstancias, aunque aun era incapaz de ordenarlos adecuadamente.
 Concluí que aunque había permanecido todo este tiempo sumido en la más remota oscuridad, mi mente consiguió sobreponerse y me quedé maravillado al constatar que las conclusiones a las que había llegado, eran del todo ciertas.

 Evidentemente, estaba recluido en la habitación de un hospital, rodeado de complejos aparatos que no me resultaban del todo desconocidos.
 Uno de ellos concretamente, emitía continuamente un “bip” que recordaba haber oído sin pausa, incluso en mis etapas de sueño mas profundo, y ahora por fin sabia de donde procedía; Pero solo llegaba a ver la parte trasera del aparato, que al igual que el resto, estaban dirigidos frontalmente a quien permaneciera delante de mi.

 También pude observar el reflejo de una luz roja parpadeante ubicada en otro de los artilugios, que paulatinamente iba acelerándose al mismo tiempo que la excitación que me recorría.
 No pasaron nada más que unos pocos minutos hasta que entro en la habitación una mujer vestida de enfermera, luciendo una magnifica sonrisa que adornaba bellamente su rostro.

 - ¡Hola! – dijo jovial - ¡…Me alegro que ya estés despierto!... 
 ¿Como te encuentras…?

 - Bien, bien…gracias – contesté un tanto confuso por la familiaridad - ¿…que me 
 ha pasado? ¿Cuanto tiempo llevo aquí…?

 - ¡Ah! Vaya…No recuerdas nada todavía…Bueno, no te preocupes por eso ahora.
 Los doctores están a punto de llegar. Ellos te explicaran todo lo que necesites…

 - …y crees que podré tocar pronto la guitarra- dije sarcásticamente utilizando un viejo chiste, esperando que me contestara “si”, para poder decirle “ ¡que bien, porque nunca he sabido tocarla!”…

 Pero en cambio, la enfermera me miró con gesto contrariado y no contestó. 

 La tensa situación se resolvió cuando sonó oportunamente el pitido de alerta de su busca. Lo desenganchó de su cintura y leyó detenidamente el mensaje.

 - Emm… bueno, vaya…me avisan de que ya han llegado los doctores. Voy a salir un momento…en seguida estaremos aquí… - dijo dándose la vuelta. 
 Y dirigiéndose apresuradamente hacia la puerta, salió de la habitación

 He de reconocer que este suceso me dejó seriamente preocupado.
 Si una enfermera que estaba al cuidado de un paciente que acababa de emerger de un coma, era incapaz de reírle una broma, o bien era porque esa enfermera carecía de cualquier sentido del humor y sentimientos – cosa que ya era negativa en si misma para estar dependiendo de ella- o bien mi situación era muchísimo mas grave de lo que podía imaginar… y no estaba el asunto para bromas.

 Cerré los ojos, y la bendita oscuridad tan familiar que me había arropado durante aquel tiempo me rodeo de nuevo; Mientras, me intentaba convencer mentalmente de que no podría haber nada peor que estar muerto… ¡y yo al menos sabia que estaba vivo!

 Pasaron una cantidad de minutos indeterminados y el silencio en la habitación tan solo era interrumpido por aquel “bip” que estaba empezando a exasperarme.

 Afortunadamente para mis nervios, se abrió la puerta y entraron dos hombres con batas médicas y la enfermera que estuvo antes. Ellos exhibían una gran sonrisa, que me pareció algo forzada, mientras que en el gesto de ella se mantenía una seriedad que contrastaba enormemente con su aparición anterior.

 - Bueno, bueno, bueno… ¡Pero que estupendo que hayas despertado! – dijo uno de los hombres, acercándose a mi, blandiendo una linternita con la que me enfoco en un ojo dejándome cegado por un instante. Repitió la misma operación con el otro ojo.

 - ¿Cómo te encuentras…? – preguntó secamente el otro medico desde la puerta.

 - Bien, bien…gracias – repetí un tanto molesto- …y quiero que me expliquen que me ha pasado y saber cuando podré salir de aquí.

 Los dos médicos se miraron con gesto preocupado y el que estaba mas cerca de mi se retiró un paso, guardándose la linterna en el bolsillo superior de la bata.

 - Es evidente que no recuerda nada…- dijo dirigiéndose al doctor mas alejado. Esto va mal…muy mal.

 - ¡No hable de mí como si yo no estuviera! – repliqué con énfasis – ¡…y hagan el favor de decirme de una vez cual es mi estado!

 - Tranquilízate doctor –dijo el de la linterna - …vamos a explicarte todo lo ocurrido, pero con calma. Debes asimilar tu situación y calmarte para que podamos ayudarte.

 - …¿Doctor?... ¿Soy medico…? – pregunté incrédulo.

 - Si, eres médico…- confirmó el de la puerta – Y no un médico cualquiera.

 La enfermera acercó dos sillas y los doctores se sentaron enfrente de mí, sin dejar de echar vistazos a todos aquellos aparatos que me rodeaban. Luego, discretamente salio del cuarto.

 - Veras Carlos – dijo uno carraspeando un poco – esto que vamos a decirte es tan difícil para nosotros como suponemos que lo será para ti. Pero llevábamos meses esperando este momento. Es un gran acontecimiento y desearíamos que sepas apreciarlo en toda su magnitud…

 - ¿Carlos...me llamo Carlos?... ¿acontecimiento…magnitud? ¿De que demonios me están hablando…? – interrumpí gritando lo mas alto que pude. 

 Pero aquellos médicos ni se inmutaron.

 - Mira, por tu bien necesitamos que mantengas tus niveles de excitación bajos para que puedas comprender…para que puedas ayudarnos… a ayudarte. – dijo el otro mirando seriamente un aparato - …Es una evidencia que no recuerdas nada de lo sucedido, así que empezaremos por el principio.

 - Esta bien...- dije intentando calmarme - …les escucho.

 - Partiendo de lo que ya sabes – comenzó el médico – te diré que te llamas Carlos Santamaría y estas hospitalizado en el Universitario Carlos Santamaría U.S.V.A. 
 No es una coincidencia el nombre del hospital. 
 Lleva tu nombre porque en su momento has sido una eminencia en este país y 
 tus logros han dado la vuelta al mundo.
 Yo soy Nacho y el compañero es Felipe. Ambos somos miembros de tu equipo y 
 juntos hemos conseguido muchas cosas en estos últimos años. Me resulta 
 particularmente doloroso hallarte en este estado, porque además de compañeros 
 de profesión, éramos muy amigos, y me resulta tan extraño, como supongo para 
 ti, el que no conserves ningún recuerdo de mi.

 El medico hizo un silencio en su discurso. Y era algo yo que realmente necesitaba.
 Mi mente comenzó a ir a mil por hora y a por cada palabra de Nacho, los recuerdos iban estructurándose, aun sin orden, pero cada vez mas claros. Necesitaba asimilar todo aquello. Me venían recuerdos de frases, gestos, risas, reuniones, situaciones…Todos juntos y desordenados cronológicamente, de modo que era incapaz de desarrollar una línea de tiempo coherente. No comprendía de qué forma pude perder la memoria de un modo tan atroz. Mi vida entera estaba sumida en tinieblas y solo poco a poco, ayudado de las palabras de aquel hombre, comenzaba a ver algún resquicio de luz en lo que me había sucedido.

 Yo no hice ninguna pregunta porque presentía que aquel compañero estaba a punto de desvelarme todo lo sucedido. Después de respirar profundamente, Nacho continúo con su explicación. 

 - Hace unos meses estábamos desarrollando un nuevo protocolo, del cual tú eras el principal promotor. El proyecto incluía el manejo de complicada maquinaria que sustentaba la experimentación con nitrógeno líquido. No voy a entrar en detalles técnicos, porque ahora mismo no estas capacitado para entenderlos según tu estado, pero si te diré que sucedió un lamentable accidente, una gran explosión en el laboratorio en el que desafortunadamente, perdiste la vida.

 - ¿…Co...Como que perdí la vida? – pregunté asombrado. 

 - Si Carlos. Sé que puede parecer duro decirlo de este modo, pero es la realidad de lo que ocurrió. Cuando pudimos acceder al laboratorio, encontramos tu cuerpo diseminado, destruido por el nitrógeno. Si no hubiera sido por la experiencia que nos aportaste durante todos estos años, hoy no podría estar hablando contigo.

 - ¡Esto no puede ser!...No...¡No lo entiendo! ¿Cómo puede ser que estuviera muerto y ahora no?..¿Pero que clase de doctores somos…?

 - Por si te sirve de algo, te recordaré que las siglas U.S.V.A. significan “Unidad de Soporte de Vida Asistida”. En esta disciplina eres pionero Carlos, desde hace muchos años. Este es tu hospital, somos tu equipo, tus compañeros, tus amigos. No podíamos dejarte morir así como así. Tienes que comprender que todo lo que hemos hecho ha sido por tu bien y por el bien de la ciencia. Eres imprescindible para continuar nuestro proyecto…

 - ...No...¡no!...no entiendo de que proyecto me habla – dije exasperado- ¡No me interesa ningún proyecto! ¡Yo me encuentro bien…recuperaré la memoria y volveré a mi vida...quiero salir de aquí cuanto antes!

 - Eso es algo que no va a ser posible Carlos. Creo que no entiendes la magnitud de los hechos que te estoy explicando…Felipe, gira el espejo por favor…

 Mire al otro medico, que hasta el momento no había soltado ni media palabra. Giró una especie de mampara que sobresalía por encima de un aparato y enfocó un espejo rectangular hacia mi dirección. 

 Lo que vi, simplemente me dejó horrorizado.

 En la imagen reflejada no había mas que un cerebro sanguinolento conectado a cientos de pequeños cables, sondas, gomas y soportes, del cual colgaban groseramente dos nervios ópticos conectados a unos globos oculares humanos extrañamente grandes y negros.
 Ni brazos, ni piernas, ni torso…ni cara… ¡Nada! 

 No había nada de mí, excepto aquella cosa horrenda que me observaba desde el espejo…

 Comencé a reírme. ¡Aquello tenía que ser una broma! “eso no puedo ser yo”, dije entre risas histéricas…”mis ojos…mis ojos son azules, no negros…”

 Fue lo más coherente que se me ocurrió decir.

 - Sabemos lo tremendamente impactante que esto te va a resultar Carlos – continuó con voz pausada Nacho - …pero era imprescindible mantenerte con vida porque eres el único que puede continuar con el proyecto. Tuyas fueron todas las ideas. Tuyo es todo el procedimiento. Ni Felipe, ni yo, ni cualquier otro miembro del equipo podríamos continuar sin ti. Conseguimos mantener vivo el cerebro, gracias a tus técnicas y a que tu cráneo de algún modo actúo como recipiente protector, pero fue imposible recuperar otras partes de tu cuerpo que quedaron destruidas por la extrema congelación…Y tienes razón. No son tus ojos. Quedaron igual de dañados que las otras partes del cuerpo. Son los de un cadáver donante…Pero para los efectos, cumplen la función…Ahora nos queda el camino mas largo Carlos…Necesitamos recuperar tus conocimientos y para eso te necesitábamos despierto. Ahora, que nos hemos asegurado de estabilizarte comenzaremos con los procedimientos técnicos necesarios para recuperar toda la información que podamos de tus sinapsis, de tus neuronas. Serán muchos meses de investigaciones sobre tu masa encefálica, de pruebas, de experimentos…aunque para tu tranquilidad, te diré que no sentirás nada. 
 Técnica y oficialmente, moriste en aquel laboratorio y así lo suponen todos. 
 Te has convertido sin querer en el componente de más alto secreto de tu propio 
 experimento y ahora, sin identidad personal, nos perteneces. Nos pertenecen 
 todas tus ideas, tu legado. Compréndelo Carlos. Te necesitamos y te 
 mantendremos vivo hasta conseguirlo…por los años que luchamos por 
 esto…por la ciencia…por la amistad que tuvimos…

 - … ¿Amistad…? ¿De que amistad me habla? ¡Si ni siquiera soy capaz de recordarle!...además, no puede ser cierto lo que me esta enseñando… estoy hablando con ustedes...me contestan… ¡me escuchan!..¡eso no puedo ser yo!

 - En realidad, no te escuchamos Carlos – Dijo Felipe girando el aparato que emitía aquel “bip” continuamente - …te leemos el pensamiento en este monitor. Este fue otro de tus grandes avances…

 Grite y grite hasta la extenuación. Y mientras lo hacia, pude ver como en el monitor se reproducían, en letras verdes, mi pensamiento:

 “bip”AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA”bip” AAAAAAAAA…”bip”AA...

 Mire horrorizado aquellos ojos negros como de pez, fríos, impersonales, que ni tan siquiera eran los míos y noté como mi mente, lo que realmente quedaba de mi, comenzaba a marcharse a un largo viaje por las mesetas y valles de la locura…

 Aliviado, aun pude presentir que mi infierno pronto acabaría…

 Pronto…

 Muy pronto…

 …por favor…!!


Gmg 2011


No hay comentarios:

Publicar un comentario